Bilbao es una ciudad muy hermosa, yo estoy
realmente enamorada de ésta ciudad, tiene el tamaño justo, es suficientemente
pequeña para no sentirse intimidado y es lo suficientemente grande para que no
sea un pueblo es lluviosa y húmeda pero eso le da un toqué misterioso y
dramático (tanto que yo la llamo ciudad gótica), y a mi me encantan
los vascos, son muy particulares, directos, pero muy amables (ellos dicen que
no, pero a mi se me hacen encantadores).
Claro jamás como los venezolanos (o latinos en
general). Lo de nosotros es una exageración, uno se hace amigo del taxista, de
la que despacha en la panadería y hasta del que va contigo en el carrito por
puesto (autobús), eso a mis amigos Vascos que han estado en Venezuela, les
parece genial, que todo el mundo te saluda, te apurruña y besuquea, a mi la
verdad que ese calor humano, me acalora un poco. Yo no extraño mucho la
safrisquería de mis coterráneos, porque la cosa es como mucho calor humano pá
mi, desde que llegué a Bilbao la verdad me he topado con gente que quizás haya
tenido un mal día, pero nadie ha dejado de ser amable y servicial, No son mis
amigos, no se entrometen en mi vida, hacen lo que tienen que hacer y a mi me va
muy bien así, igual contra cualquier pronostico, ya tengo vida
social , tengo una amiga autentica Bilbaína I. y mi amigo E. el que me recibió
y al que he mencionado en anteriores post (te queremos E.!) . Mi intención para
nada es hacer comparaciones, sería tonto y antipático, solo quiero expresar lo
diferentes que podemos llegar a ser unos y otros, pero esa misma diferencia tan
marcada se puede percibir al conocer a un margariteño o a un gocho, si en un
mismo país existe, como no va a pasar en lugares tan diferentes, además el
intercambio del País vasco con Venezuela ha sido histórico. Pero la verdad me
estoy alejando estrepitosamente de la finalidad de éste post. Cuando uno pasa
ya cierto tiempo en un lugar logra mimetizarse con los locales, luego de
observarlos, descubrir sus rutinas, sus costumbres etc. Superado el
deslumbramiento inicial que genera estar en un sitió desconocido. Al principio
a Valiente y a mi nos costó un poco aquello de los horarios, aquí la gente hace
siesta por lo tanto las horas desde las 13:30 hasta las 17: 00 son nulas, pero como
no hay inseguridad las jornadas se retoman y se extienden hasta las 22:00
muchas veces, (esto salvo algunos bares que permanecen abiertos) no se
puede hacer nada durante ese periodo de tiempo (comer y dormir, ¿pá qué más?),
todo cierra, eso nos costó asimilarlo sin embargo al poco tiempo ya nos
habíamos habituado. Cuando comenzamos a hacer tramites nos dimos cuenta que,
hacer diligencias temprano está muy muy lejos de asemejarse a por ejemplo
registrar un titulo en caracas...Cuando fui a sacarme el DNI (documento de
identidad) el oficial me dijo: Pero debe estar aquí temprano (serio y
circunspecto) véngase a las diez menos cuarto para que éste de primera en
la cola. Sí, por estos lares temprano es 9 y 45 de la mañana y ahí voy al
siguiente punto importante, es que no amanece hasta las ocho y media así que
sin querer nuestros respectivos relojes biológicos se han reprogramando al modo
oso polar y nuestras rutinas de sueño ahora son de mínimo de nueve horas,
hacemos un esfuerzo gigante ponemos despertador y no lo logramos antes de las
nueve de la mañana…. Por supuesto la perorata suplicando cinco minutos más por
favor! , es interminable (Claro la fabulosa cobija nórdica que compramos en
IKEA, no nos ayuda, pues la cama es la propia cuevita calentita). Pero y aquí
voy al punto principal… La gente se levanta y anda… Aquí puede estar lloviendo,
centellando, puede haber una ciclogénesis explosiva, las temperaturas bajas y
húmedas y la gente sale a hacer su vida, ves que la gente trota, va al
mercado, ensayan debajo de un puente (esto es literal, ver la foto) y cumple
con sus responsabilidades, obviamente en los momentos en lo que el clima se ha
vuelto muy inclemente Valiente y yo solo salimos cuando es imperativa la cosa,
pero si lo podemos evitar pues que mejor que quedarnos en el nido
calentitos?
Así, que yo espero que la primavera llegué pronto
y con ella se nos acomode el reloj y dediquemos menos horas a Morfeo, que
mejore el clima o que por lo menos terminemos el proceso de mímesis y podamos
acostumbrarnos a salir del nido sin importar el estado del clima, mientras,
dormiré una siesta… Agur!
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